nos llama a adaptarnos a la mente de Dios, a Su voluntad y a Sus caminos (no a los del mundo). Pero justo después, Pablo nos dice que no tengamos más alto concepto de nosotros mismos que el que debemos tener (v. 3), sino más bien que usemos nuestros dones para fortalecer el cuerpo (vv. 4–8). El evangelio nos enseña a poner a los demás antes que a nosotros mismos y a utilizar las capacidades que Dios nos ha dado para edificar a los hermanos de nuestra iglesia (tales cosas son imposibles de llevar
Page 26